martes, 8 de diciembre de 2009

lunes, 7 de diciembre de 2009

domingo, 6 de diciembre de 2009






Las tres joyas (Triratna)
Todo budista toma refugio en las 'Tres Joyas, Los Tres Refugios o Los tres tesoros, siendo este acto lo que lo define como tal. Este refugio viene a significar que una vez la persona ha comprendido el sentido de liberación que subyace en el camino del Dharma, tomará refugio mientras dure su vida en:
Buda: naturaleza bodhi, nirvana o despertar.
Dharma: el budismo, la enseñanza de budas.
Sangha. la comunidad de budistas.
En muchas escuelas budistas existe algún tipo de ceremonia oficiada por un monje o maestro que ofrece la toma de refugio en las Tres Joyas. Esto es una manifestación pública del compromiso pero no es algo indispensable. La persona puede por ella misma tomar refugio con sinceridad y es suficiente para considerarse budista.
Quienes no han tomado refugio pueden beneficiarse del budismo al considerarlo una
filosofía, un método de entrenamiento práctico espiritual. Por este motivo, y al estar desligada de la devoción a deidades, a menudo hay personas de otras religiones o sin religión que estudian la meditación budista.
Renacimiento
En la India, la idea de reencarnación era ya parte del contexto en el que nació el budismo. En el budismo se prefiere el término "renacimiento" en vez de "reencarnación", debido a que no afirma la existencia un alma perdurable que pueda transmigrar. Así, el renacimiento en el budismo no es igual que la reencarnación en el hinduismo. Para entender el renacimiento es necesario entender también el concepto de anatta.
En el renacimiento budista, el proceso del
karma hará que la existencia de seres conscientes se manifieste, pero no existe un alma o espíritu eterno. Así, las acciones de cuerpo, habla y pensamiento conllevan efectos que se experimentarán con el tiempo, ya sea en la vida actual o siguiente. La continuidad entre individuos la constituye esa corriente causal, que es manifestada como tendencias y circunstancias en sus vidas.
El renacimiento no es visto como algo deseable, ni significa un determinismo o destino. El camino budista sirve para que la persona pueda liberarse de esa cadena de causas y efectos. Mientras no exista un cese de este ciclo, nuestra vida es
Samsárica. Si bien el individuo debe experimentar las circunstancias en las que le toca vivir, a la vez es el único responsable de lo que decida hacer frente de ellas.
La
meditación, práctica fundamental en el budismo, es una herramienta útil para el budista. Con esta práctica aprende a observar cómo no existe un dueño de (sus) pensamientos, pero que a la vez es responsable de lo que decida hacer con estos. El apego o no apego son por tanto la clave para lograr conseguir más ecuanimidad respecto a sí mismo y al mundo.
Nirvāņa: El Despertar, La Iluminación
Buda Gautama afirmó que es posible el cese definitivo del círculo de la originación dependiente y el renacimiento. La meta de la práctica budista es por tanto el de despertar del Samsāra para experimentar la verdadera naturaleza de la existencia y la vida. Este esquema de realidad se expresa en las enseñanzas por medio de las Cuatro Nobles Verdades, Las Tres Marcas de la Existencia, la Originación Dependiente y el Renacimiento (explicadas anteriormente). Alcanzar este estado de liberación implica por tanto vivir una nueva experiencia sobre la naturaleza de la vida, de la muerte y del mundo que los rodea.
A las personas que no hayan alcanzado este estado aún solo se les pueden proporcionar definiciones, analogías y comparaciones imperfectas e indirectas sobre este estado. El Nirvāņa se describe principalmente por lo que
no es: no-nacido, no-originado, no-creado, no-compuesto. Sin embargo no se debe confundir ni con la aniquilación o aislamiento del individuo ni con un nihilismo.
Como la experiencia del Nirvāņa no es descriptible de manera clara con el lenguaje, y por lo tanto no es fácil de comunicar, lo único que se puede dar es una indicación del camino a seguir para obtenerla.
Las Cuatro Nobles Verdades
Tras el despertar de
Buda Gautama, el primer discurso (Sutra) que dio fue a sus antiguos compañeros de meditación, en lo que se conoce como "La puesta en marcha de la rueda del Dharma" (Dhammacakkappavattana). En este primer discurso, Buda Gautama establece las bases para la comprensión de la realidad del sufrimiento y su cese.
Estas bases se conocen como "Las Cuatro Nobles Verdades", las cuales constatan la existencia de lo que en el budismo se llama duhkha; una angustia de naturaleza existencial.
Duhkha (el sufrimiento) existe.
La vida es imperfecta, la insatisfacción y el sufrimiento existen y son universales. Este es el punto de partida de la práctica budista. Esta verdad contiene las enseñanzas sobre las
Tres Marcas de la Existencia.
La causa de duhkha es
tŗşņā (en sánscrito: el deseo, el querer, el anhelo, la sed).
El origen, la causa raíz, de duhkha es el anhelo, el ansia o la sed (tŗşņā) de cualquier situación o condición placentera. Creemos que algún acto, logro, objeto, persona o entorno nos llevarán a la satisfacción permanente del “yo”, cuando el "yo" en sí no es más que una fabricación impermanente de la mente. Y de ahí que el origen del anhelo sea la ilusión o la ignorancia (avidyā) en la vida
samsárica. Los seres samsáricos no comprenden la manera y forma en la que realmente funciona el karma. Esta verdad contiene la explicación del Surgimiento Condicionado.
Existe un cese de duhkha.
Según el budismo, a través del aprendizaje de la observación de los procesos considerados como ignorantes y alimentados por
Los Tres Fuegos, se empieza a crear la base para lograr su cese. La forma de que la insatisfactoriedad de la vida cese es la de enfrentarnos de manera directa a duhkha y tŗşņā, su causa. Al enfrentarnos a la realidad, la entendemos como realmente es, sabemos las causas del sufrimiento y como hacer para que no surjan. Esta verdad contiene la enseñanza sobre nuestra capacidad de llegar al Nirvana.
Existe un
Noble Camino para lograr este cese.
El método y la disciplina para eliminar la ignorancia, el anhelo y finalmente dukkha es el camino de la sabiduría, la
ética y la meditación, expuesto de manera detallada en el Noble Camino.
La práctica budista
Noble Camino Óctuple
El
Noble Camino (en sánscrito: Ārya Sṭāṅga Mārgaḥ) tiene ocho aspectos
Prajñā: Sabiduría
saṃyak dṛṣṭi: visión o comprensión correcta
saṃyak saṃkalpa: pensamiento o intención
[32] correcta
Śīla: Conducta Ética
saṃyak vāc: habla correcta
saṃyak karmānta: acción correcta
saṃyak ājīva: medio de vida correcto
Samādhi: Disciplina Mental[33] o Cultivo Meditativo[34]
saṃyak vyāyāma: esfuerzo
[35] o diligencia[36] correcta
saṃyak
smṛti: consciencia del presente[37] o atención[38] correcta
saṃyak samādhi: concentración
[39] o meditación correcta
Ética budista
La
ética budista se fundamenta en los principios de ahimsa (no ocasionar daño) y el Camino medio (moderación; no reprimir ni tampoco aferrarse a nada). Según las enseñanzas budistas, los principios éticos están determinados por el hecho de si una acción cualquiera podría tener una consecuencia dañina o perjudicial para uno mismo o para otros. En el budismo se utiliza la expresión de mente hábil, que es aquella que evita todas las acciones propensas a causar sufrimiento o remordimiento. El esfuerzo y la intención empleados determinará la carga kármica de la acción.
A diferencia de una regla impuesta por una autoridad, un precepto es una base o guía ética personal. La ética budista se basa en
Los Cinco Preceptos:
no matar.
no tomar lo que no es dado.
no mantener una conducta sexual incorrecta: que sea dañina con otros o con uno mismo.
no hablar de manera dañina: mentir, rudeza, ostentación, cotilleo/chismorreo, charla vana.
no tomar o consumir intoxicantes que alteren negativamente la mente.
Los monjes y monjas budistas por su parte, siguen más de 200 normas de disciplina descritas en detalle en el
Vinaya pitaka.
Meditación budista
La
meditación (samadhi o bhavana) es la práctica budista por excelencia. El significado del término es "cultivo de la mente". Es por tanto una actividad que supone determinada disposición para que el practicante se sitúe en la realidad y así aumentar su comprensión y sabiduría, que son esenciales para la erradicación de dukkha. Hay muchas y variadas técnicas de meditación budista dependiendo de cada tradición y escuela, si bien todas se basan en dos componentes llamados samatha (calma mental, tranquilidad) y vipassana (conocimiento directo, intuición). En el núcleo central de toda meditación budista hay una observación tranquila y atenta tanto de los propios procesos mentales como de los fenómenos de la vida.
La meditación budista se basa en el samadhi, necesario para la realización del Nirvana. En el budismo se explican las diferentes etapas de meditación o jhanas que se experimentan en el progreso hacia el Nirvana.
A partir de una base común, a lo largo de la historia las diferentes tradiciones budistas elaboraron sus propias técnicas de meditación dependiendo de su propia evolución histórica y sus influencias culturales. En todas las tradiciones hay infinidad de técnicas y variantes meditativas, pero al basarse en los mismos fundamentos son similares. Lo característico de los sistemas de meditación budista en las diferentes tradiciones es el objetivo de alcanzar el Nirvana.
Surgimiento condicionado (pratītya-samutpāda)
El surgimiento condicionado es expuesto en el Maha-nidana Sutta o "Discurso de las causas".[31] Constituye una formulación elaborada del proceso de existir y de cómo los seres están atrapados por la ignorancia en un ciclo de sufrimiento. Este proceso es constante, y supone una explicación que abarca tanto la duración de todas las vidas pasadas como de la vida actual, instante tras instante. Por lo tanto el "ser" supone un ámbito que se crea y destruye momento tras momento.
La originación dependiente contiene 12 eslabones:
Avidyā: ignorancia
Samskāra: formaciones mentales
Vijñāna: consciencia
Nāma Rūpa: nombre y forma (pre-materialidad)
ŞaDāyatana: sensorialidad (organos sensoriales)
Sparsha: contacto
Vedanā: sensación
Tŗşņa: deseo, querer
‘‘Upādāna’’: aferramiento
Bhava: devenir
Jāti: nacimiento
Jarā-maraņa: decaimiento, vejez, muerte.
Así, con la ignorancia como condición surgen las formaciones mentales. Con las formaciones mentales como condición surge la consciencia. Con la consciencia como condición surge el nombre y la forma. Con nombre y forma como condición surgen los órganos sensoriales. Con los organos sensoriales como condición surge el contacto. Con el contacto como condición suge la sensación. Con la sensación como condición surge el deseo. Con el deseo como condición surge el aferramiento. Con el aferramiento como condición surge el devenir. Con el devenir como condición surge el nacimiento. Con el nacimiento como condición surge el decaer, la vejez y la muerte.
Mientras la ignorancia no se erradica, de nuevo se repite el proceso sin fin. El camino budista busca erradicar la ignorancia y romper ésta cadena, es lo que se conoce como nibbana o nirvana (el cese) de ésta cadena.
¿Cómo funciona el karma?
El rol de actuación de la persona respecto al karma se circunscribe en la explicación budista sobre la experiencia de la realidad y como la individualidad se expresa. En el Abhidhamma Pitaka se describen 52 factores mentales (cetasikas) que surgen en varias combinaciones para dar lugar a 89 posibles estados de consciencia (cittas). Desde aquí se consideran 4 elementos físicos primarios y 23 fenómenos físicos que se derivan de ellos. En éste escenario existen los movimientos de la voluntad, y es en donde se condicionan o refuerzan hábitos y tendencias (samskara) para crear, de manera acumulativa, lo que se nos aparece como nuestra personalidad o carácter. El proceso resumido de todo ello y que explica el Karma respecto a la acción sera resumido como: 1. Samskara o predisposición, 2. Karma o acto volitivo y 3. Vipaka o fruto; resultado. El resultado de nuestras acciones nos otorga una experiencia que promueve nuevamente una disposición Samskara, y así continúa.
En el budismo, las diferencias entre las acciones volitivas se expresan sólo en términos de habilidad o destreza. Si las motivaciones o raíces (mula/hete) corresponden con alguno de los Tres Fuegos (véase
Duhkha) son torpes por ser malsanas y perniciosas (akuśala), y si corresponden a sus opuestos son hábiles por ser saludables (kuśala). Sin embargo, el objetivo de la práctica del renunciante (véase Nekkama) budista no es la de producir más de un tipo de karma (más mérito) y menos de otro (menos castigo), sino el de dejar totalmente de producir karma alguno para acabar con el ciclo de renacimiento. Más allá de esta breve explicación, existen varios comentarios alrededor del karma que lo clasifican en diferentes tipos para su comprensión más detallada.[30]
El funcionamiento del karman es extremadamente complejo; su resultado exacto y preciso es imposible de predecir y no siempre se manifiesta de manera inmediata, ya que su maduración depende de las circunstancias. El karman tampoco es una explicación a la mala fortuna, debido al gran número de variables y fuerzas involucradas.